Peligro de overbooking. Por obra y gracia de Gallardón, hay 300 entradas vendidas de mas despues de una reducción del aforo a casi la mitad. A las 7 de la tarde, una hora antes de la apertura de puertas, dos horas y media antes del comienzo de la actuación principal, me pongo a la cola que llega ya a la altura de la chocolatería de San Gines. La actuación de Chick Tones se me hace larga y pesada, no por deméritos de la banda, sino por la ansiedad por la llegada del plato fuerte. Hace tres años, 2 meses y 11 días desde la última vez que le vi en directo, aquella vez en la sala Galileo. Y los minutos previos se me hacen eternos.
Desaparecen los técnicos, baja la luz, y aparece en el escenario, pantalón pitillo, camisa roja, americana negra. Un, dos, tres y primeros acordes de “Pájaros mojados”, “esta tormenta de verano es un segundo de un invierno entero”. Le sigue “Vidas cruzadas” sin Iván Ferreiro, la única decepción de la noche: ni un solo invitado en la sala. En mis sueños mas húmedos fantaseaba con ver a Ferreiro, Xoel, Leyva al unisono en algún tema. “Donde iremos a parar caminando en círculos”, “como pistoleros de sangre caliente” mientras “crece la hierba en el primer cajón”. “Despues de Starsky & Hutch” estuve “a punto de comprar el periódico de ayer” para leer que somos “campeones del mundo de sueños rotos”. Le siguieron “Nos invaden los rusos” y “Avería y Redención”, justo antes de que encendiera las faros de su teclado tuneado a lo Ford Capri, y anunciara una canción añeja. “Llevame a ver salir el sol desde todos los portales de la luna”. La piel se me eriza con “Rompeolas”. Después de “Suave es la noche”, el público se desgañita con “Miss camiseta mojada”. Otro momento cumbre de la noche, suena “Por caminos estrechos” y alcanzo la felicidad extrema. Llega la versión de la noche, homenaje a Andres Calamaro con “Paloma”, cantada por la parroquia como si fuera un tema propio. “Piedras y flores” dio paso a “En el backstage”, (“Como Camarón, como Jeff Buckley, como Paul Newman). “Hotel Los Ángeles” pone a bailar a la sala y aunque nadie le cree, Quique se despide tras cantar “Hay partida”.
Una pausa breve, para volver con mas fuerza si cabe con “Pequeño Rock & Roll”, vuelta al piano para entonar “Calles de Madrid”, una vuelta al pasado entonando “Personal” y otra despedida mas con “Te lo dije” al lado de Fernado Macaya.
La gente no se mueve ni para recargar la copa, faltan al menos cuatro canciones míticas por aparecer y este artista no es de los que defraudan. A la vuelta anuncia la canción mas votada por internet, y delega en nosotros, su ferviente publico. “Conserjes de noche” se la cantamos a él que escucha complacido. “Salitre” era otra de las obligadas. Miro a mi alrededor y veo a dos o tres chicas con lagrimas en los ojos por la melancolía pura de la letra. Quique anuncia el tercer adiós, el definitivo, con “La ciudad del viento” Ovación cerrada, de varios minutos de un público entregado, que no deja que se retiren del escenario.
Entre los aplausos dejan el escenario, cae un telón, y los técnicos empiezan a recoger el material. Mientras los fetichistas como yo, se lanzan a por el setlist, alguien entre el público se acuerda de la cuarta canción que le falto al show y grita “Corrimos por Madrid, detrás de algún balón…” continuado por toda la sala dejándose la voz con la esperanza de que salieran por última vez, cosa que la seguridad de la sala se encargo de disipar a empujones para desalojar la sala que acogio el decimo aniversario de todo un artista como Quique Gonzalez.
Impecable show. Inmensos Pedreira, Jacob y Karlos. Inconmensurable Don Quique Gonzalez.